12.03.2008. 19:17
Manifestación
<<El campo exige "respeto" a Narbona>>
02/03/2008 | La Razón | Javier Brandoli
Una inmensa montería tomó ayer las calles de Madrid. En fila de a mil, sin insultar a nadie ni proferir gritos políticos. Avanzaron lento, con el paso pausado de quien espera algo tan básico como que se le escuche. La ciudad se convirtió en un cortijo, un coto, una explotación agrícola. Cazadores y agricultores piden tener voz.
Quieren dejar de ser el blanco fácil de quien acude a sus tierras a explicarles cómo deben organizarse. Exigen respeto. Esa fue la palabra más repetida.
No parece, sin embargo, que el mensaje haya calado a quien iba dirigido. Para el Gobierno, las decenas de miles de manifestantes formaban parte de «una maniobra electoral orquestada por el PP». Se mantienen los clichés de antaño. Los socialistas definen a los convocantes como «señoritos de sombrero con pluma». Quizá ahí esté el problema. Ayer, entre toda la marea humana que tomó el Paseo de la Castellana, había gente venida de todos los rincones de España. En autobús, con chófer, pero compartido con otras 60 personas. «Nosotros somos los conservacionistas de verdad. Practicamos el ecologismo que nos enseñaron nuestros abuelos en los pueblos», repetían los manifestantes.
Comitiva rural
Desde primera hora de la mañana esperaban los tractores, perros, halcones y arqueros a comenzar su «marcha verde». Una banda de música y un servicio de limpieza propio seguía a la comitiva. Visualmente el espectáculo estaba bien organizado. Detrás, se iban agolpando decenas de miles de personas. El recuento, como siempre, ha generado polémica. La Delegación de Gobierno cifró en 35.000 el número de asistentes. Los convocantes, en 700.000.
De repente, los animales y los uniformados arqueros y cetreros pasaron a un segundo plano. Los convocantes perciben, echando la vista atrás, que La Castellana está colapsada. Sube el ánimo. «Durante años los cazadores hemos bajado la cabeza. Nos han hecho sentirnos culpables por realizar una actividad que es nuestra pasión, una forma de vida». Banderas de todos los rincones de España. Pancartas que exigían «leyes con consenso», o «los cazadores portugueses están con los cazadores españoles». Los gaditanos, como siempre, pusieron su nota de «arte». «Ellos se preocupan de uno (el lince), nosotros nos preocupamos de todos (hasta de la oveja Dolly)», decían.
La protesta llegó hasta las puertas del Ministerio de Medio Ambiente. El edificio, cerrado a cal y canto, era una perfecta metáfora del desencuentro entre ambos mundos. Detrás, silencio. Enfrente, los representantes de agricultores y cazadores encendieron la garganta.
«Pedimos respeto»
Todos los que tomaron la palabra en el atril repitieron la misma palabra: «respeto». El primero en hablar fue el portavoz de la Federación Española de Caza (FEC), Antonio Pérez Henares. «Los verdaderos defensores de la naturaleza están aquí. Gracias por venir», dijo. «Hay un antes y un después de este día. Ya nadie hablará de nosotros por nosotros. De aquí en adelante exigiremos un respeto», proclamó. Aplausos y vítores. Algunos lejanos, buena parte de la marcha estaba aún a cientos de metros del escenario.
Continuó con la palabra el presidente del Consejo Internacional de Caza, el austríaco Dieter Schramm. En un español que avanzó a tropezones, aseguró que «no hay remedio mejor para la naturaleza que la caza» y recordó «que hay otros 50 millones de cazadores de todo el mundo que están apoyando sus reivindicaciones».
Juan Antonio Sarrasqueta, presidente de la Oficina Nacional de Caza, volvió a exigir «respeto» y mandó el primer mensaje a Narbona: «Luego dice la ministra que somos pocos y mal avenidos». Acabó con un sonoro «viva el campo».
El mundo agrario estuvo representado por el presidente de Asaja (Jóvenes Agricultores), Pedro Barato. «La ministra debe dejar la Ley del Patrimonio Natural, al menos, como la aprobó el Senado», pidió. Luego, al terminar, subió la apuesta: «Esta ley debe ir a la basura». Lanzó también una pregunta: «¿No sabrá mejor la gente del pueblo cómo podar una encina?».
El punto y seguido, que si la normativa no cambia volverá a haber manifestación en junio, lo puso el presidente de la FEC, Andrés Gutiérrez. «Vamos a defender la caza tradicional, no queremos depender de los talibanes ecologistas». Reivindico también que «nosotros somos los verdaderos conservacionistas» y expresó que «aquí están representadas todas las tendencias políticas».
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