03.10.2007. 12:13
Respuesta de la FAC a Ecologistas en Acción
«Cazadores al servicio del medio ambiente»
03/10/2007 | CdC
La Federación Andaluza de Caza sale al paso de las afirmaciones vertidas por Ecologistas en Acción en una nota publicada en su página web en la que acusa a los cazadores de ser los responsables de la desaparición del lince y asevera que la fuerza de negociación del colectivo se debe a «salir al campo con armas de fuego».
El contenido íntegro de la nota de prensa de la FAC es el siguiente:
Dice un viejo refrán popular que «la ignorancia es osada». Tal vez por ese motivo desde asociaciones como Ecologistas en Acción se apunta a la caza como «responsable de que algunas especies como el lince estén en peligro de extinción» y se califica de «farsa» que la actividad cinegética favorezca la biodiversidad.
Sin embargo, los hechos hablan por sí mismos y en la actualidad, la Federación Andaluza de Caza desarrolla, sólo en Andalucía, más de un centenar de proyectos dirigidos directamente a la atención, cuidado y mejora del medio ambiente y participa en otros tantos en colaboración con la administración pública, la universidad o algunos colegios profesionales, tal es el caso de la Facultad Veterinaria de Córdoba o del Colegio de Biólogos de Andalucía. Entre estas iniciativas cabe destacar, por ejemplo, la colaboración de los cazadores en los programas de extinción de incendios, en la limpieza y reforestación de espacios degradados o gravemente damnificados, así como en la repoblación de especies autóctonas; léase, por ejemplo, la perdiz roja.
Pero la colaboración de los cazadores con el medio ambiente va aún más allá y la Federación Andaluza de Caza también se suma a las campañas contra el uso de cebos envenenados en el campo andaluz, participa en la financiación de estudios para acabar con las enfermedades que mayor mortandad provocan en especies comunes como el conejo, se implica en el recuento de aves fringílidas en Andalucía y apuesta por aquellas medidas dirigidas a mejorar el hábitat de especies protegidas como el buitre negro, el alimoche o el lince.
En el caso concreto de este último, indicar que no es la actividad cinegética la responsable de que el lince se encuentre en peligro de extinción, sino la falta de comida. Mientras en el Parque Nacional de Doñana —donde no hay cazadores— vive una comunidad con 49 individuos; durante el año 2006 en las zonas de Sierra Morena, Andujar, Cardeña y Montoro —espacios donde habitualmente hay cazadores y gestionados a través de planes cinegéticos— se han contabilizado 130 individuos, entre ellos, 30 hembras y 58 cachorros. La correcta gestión de estos espacios ha permitido el aumento de la cantidad y calidad del alimento del lince —basado fundamentalmente en el conejo—, lo que se ha traducido en una mejora de la dieta de este animal y por tanto en el aumento de ejemplares. Aún así, hay algunas asociaciones que insisten en acusar a los cazadores de «burlar las obligaciones legales en materia de bienestar animal».
En lo que se refiere al aspecto económico, la actividad cinegética supone un complemento excelente para el establecimiento en Andalucía de otros sistemas de aprovechamiento de los recursos naturales, como puede ser el turismo rural. Además, la caza ha sido y sigue siendo —por mucho que Ecologistas en Acción insista en obviarlo— un importante factor dinamizador de la economía rural. Negarlo es, por tanto, sólo una forma demagógica de luchar contra la realidad.
Por último, señalar que en Andalucía hay más de 110.000 cazadores que disponen de licencia federativa y otros cientos de miles que, sin formar parte de la Federación Andaluza de Caza, son aficionados a este deporte. Por lo tanto, no es «salir al campo con armas de fuego» lo que nos otorga una fuerza de negociación inmejorable.
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