Invernada

Una vez comenzado la migración de las grandes y pequeñas migratorias, allá por finales del mes de septiembre llegarán a su destino de invernada que no es otro que el SW de Francia y SW de la Península Ibérica.

Cuando las torcaces llegan a Francia una parte de ellas sobretodo las migratorias parciales sobrevolará las grandes densidades de terrenos ricos en maíz, y si el clima invernal es apetecible y favorable se instalarán, evitando el gran desgaste de energía que supone atravesar los cuellos pirenaicos.

Se ha observado en los últimos años que los cazadores franceses están sembrando cada vez más extensiones de terreno con el fin de retener cada vez más allí a las torcaces.

El contingente de torcaces que se quedan se pueden encontrar las más fuertes concentraciones en Lot-et-Garonne, Gers y la Landas.
Pero a pesar de todo el gran contingente de la tropa prosigue su camino hacia la Península Ibérica y serán en gran medida las grandes migratorias.

La invernada más importante en la Península Ibérica se puede encontrar en los dormideros costeros del distrito de Setúbal, pues se encuentra allí una de las grandes reservas de pinos, en la sierra de San Pedro en Extremadura en su mayor parte dormideros de eucaliptos, y otros sectores fronterizos entre Cáceres, Portalegre y Castelo Branco.

El contingente migrador transpirenaico, que viene a invernar allá por octubre a las dehesas del centro y oeste peninsular se cifra entre 5 y 6 millones de aves, aunque se puede constatar que cada año nos visitan cada vez un mayor número de torcaces.

En período de invernada, las palomas se comportan con alto grado de gregarismo. Tienen tendencia a reagruparse masivamente en las zonas de alimentación o de dormideros.

La duración de la invernada en esta región es variable; depende de diversos factores, entre los que destaca principalmente la producción de bellotas de alcornoque y encinas.